Enojarse
frecuentemente o estar de mal humor en forma constante es resultado de
emociones encontradas que repercuten en la salud, lo cual condiciona
manifestaciones leves como dolor de cabeza pasajero o situaciones graves como
infarto o complicaciones de alguna enfermedad, explicaron especialistas del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La doctora Irma Corlay
Noriega, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Especialidades, del
Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, explicó que las personas con mal humor
crónico (que viven enojadas) tienden a desarrollar más la diabetes, presentan
más alteraciones de la presión arterial y sufren dolores de cabeza o migraña
frecuentes.
Para atender a esos
que tienen mal humor, agresividad o en cuyas casas hay violencia, recomendó
acudir con su médico familiar y de ser necesario, solicitar consulta en el
servicio de Psiquiatría, a fin de ser evaluados y recibir el tratamiento que
requieren.
Añadió que el enojo o
mal humor no sólo repercute en la familia, en la vida social, con los amigos o
en la vida laboral, sino también en el estado de salud, pues al enojarse hay
una serie de cambios a nivel del cerebro, que involucra los neurotransmisores.
DIRECTO AL CORAZON
Los enojos constantes
tienen consecuencias a nivel del corazón, con aumento del ritmo cardiaco,
presión arterial, flujo sanguíneo, además de que se produce vaso dilatación,
agitación, sudoración, taquicardia, y en personas susceptibles puede ocasionar
un infarto, precisó la especialista.
Expuso que cuando
algunas personas se enojan, manifiestan problemas a nivel de la piel, tienen
enrojecimiento, aparecen manchas y presentan prurito (comezón); mientras que
quienes padecen diabetes y hacen corajes, lo primero que sufren es mayor
descontrol de la glucosa a nivel sanguíneo, lo que a su vez produce más daño
renal, gástrico, así como en todos los tejidos y órganos.
EN LOS DIABETICOS
La doctora Corlay
Noriega puntualizó que las personas con mayor edad, por ejemplo, los
diabéticos, hipertensos, con daño renal, que cursan con padecimientos crónico
degenerativos, tienen más vulnerabilidad ante los corajes.
Se refirió al
"dicho" de las abuelitas, relacionado con que después de un susto o
de haber hecho coraje, se volvieron diabéticas, el cual dijo, no es tan
coloquial o superficial, pues efectivamente después de un episodio de éstos,
puede haber cambios metabólicos. Por ello, señaló, desahogarse o hacer
catarsis, siempre ayuda a disminuir el coraje.
Recomendó estar
atentos a los signos de alerta o alarma, entre ellos, el constante coraje, mal
humor, irritabilidad, agresividad, enojarse por cualquier cosa, síntomas de
trastorno ansioso depresivo, ya que quienes los padecen, deben buscar atención
médica oportuna y evaluación del psiquiatra.